Aitor Barreros Casado es natural de Bilbao y cuenta con algo más de cuarenta años. Su primer contacto con el voleibol fue gracias a las olimpiadas de Barcelona 92, donde el juego de Rafa Pascual y Paco Sánchez Jover le motivó a seguir conociendo este deporte. Desde que se apuntó al club de su pueblo, Galdakao Boleibol Taldea, donde aprendió a jugar incluso dio sus primero pasos como entrenador, ha pasado por equipos como Collado Villalba, Voley Guada Team, VP Madrid, CV Melilla, Saint Nazaire Volley-Ball o Entente Saint Chamond Volley hasta llegar a dirigir el banquillo del actual UD Ushuaïa Ibiza Vóley.

Este mes en #ComunidadDiversa conocemos un poco más al técnico de la Superliga Masculina.

Comunidad Vóley: ¿Qué es lo que más te motiva a la hora de trabajar?

Aitor Barreros: Pues mi amor por el voleibol. La verdad es que me enamoré de este deporte cuando lo conocí y siempre he soñado con poder dedicarme a él,  trabajaría en cualquier puesto sólo por trabajar siempre en el mundo del vóley. Soy muy friki del vóley, me puedo despertar a las 6-7 de la mañana y ponerme a buscar un streaming pirata para ver la liga coreana o japonesa tanto masculina como femenina.

C.V.: ¿Cómo cambió tu vida en el momento en que decidiste salir del armario?

A.B.: Pues soy un afortunado, mi vida no cambió porque toda la gente de mi alrededor lo tomó bien, no tuve ningún amigo o familiar que me lo pusiera difícil. Eso es algo que dice lo buena que es la gente de la que tengo la suerte de rodearme. El problema es que la gente «hetero» se piensa que sólo se sale del armario una vez y no es verdad, hay que salir del armario cada vez que estas en un trabajo nuevo, cada vez que conoces un grupo nuevo y se va haciendo más cansado cada vez. Mi realidad es que yo paso por persona hetero, quiero decir, mi físico no es el que la gente relaciona con una persona homosexual y tampoco mis maneras o formas de hablar, lo cual me ha ahorrado muchos problemas, pero también me ha hecho ser cobarde en determinados momentos y aprovechar eso para callar y no meterme en problemas por mi condición.

C.V. ¿Habías sufrido discriminación, acoso o algún tipo de vejaciones por tu condición sexual antes de dar ese paso?

A.B.: Mira, yo, por suerte o desgracia, he sido siempre el gordito y recibí bulling en el colegio por ello. Por mi condición sexual no he tenido problema porque siempre he sido un chico alto, de cuerpo grande y cara de mala hostia y los acosadores buscan gente que ellos creen débiles, son unos cobardes y siempre lo serán. Cuando entras en el mundo laboral, la discriminación te viene de gente que tiene poder sobre ti; Por suerte, yo, aparte del voleibol, me he movido en el mundo de la aviación que es bastante abierto gracias a mucha gente LGTBI+ que trabajó mucho antes que yo y abrió el camino en ese mundillo.

C.V.: Desde que comenzaste a practicar voleibol hasta hoy, ¿cómo ha cambiado la visión hacia el colectivo LGTBI+ dentro del deporte?

A.B.: En el mundo del voleibol en concreto, creo que nada. No ha habido ningún tipo de programa de visibilidad ni de apoyo por parte de la Federación al colectivo. Mi experiencia ha sido ver que, cuanto más callados estemos, mejor para todos. Esto lo podéis ver en lo difícil que estáis teniendo encontrar a chicos que quieran hablar de estos temas, no tienen ningún apoyo y sí miedo a perder contratos, si por lo menos la Federación les demostrara algo de apoyo… Pero no es así, por desgracia.

Fotrografía: Paco Alonso

 

C.V.: ¿Qué pasos quedan todavía por dar para que haya una completa normalización y no se tengan que hacer artículos de este tipo?

A.B.: Buuufff, la educación es la clave. Una educación feminista e integradora es la única opción, todo lo demás son parches.

C.V.: ¿Tu condición sexual te ha puesto barreras profesionales?

A.B.: No puedo confirmarlo pero tengo sospechas de que sí, de que en este país sigue habiendo gente que prefiere no contar con los mejores si estos son diferentes a lo que ellos consideran «normal», la ideología política prima sobre los intereses deportivos. Con respecto al extranjero, puedo decirte que tengo cuidado de no publicar determinas cosas en alguna red como Facebook porque tengo managers árabes o clubes árabes que me siguen, y claro, son contratos también. Hace dos años estuve a punto de ir a trabajar a Polonia y ahora los ves presumiendo de tener ciudades libres de gente LGTBI+.

Además, añade Barreros, “también he visto hacérsela a otros y yo he sido cómplice por callarme. Lo que te comentaba, como yo no lo aparento, me callé cuando un club no quiso fichar un buen jugador brasileño porque tenía mucha pluma y el argumento era que en el pueblo del club se iban a hacer comentarios. Esto fue hace muchos años pero me siento tan responsable como el que decidió no hacer el fichaje”, y concluye: “es para mí una gran vergüenza que debo llevar.”

C.V.: ¿Cómo superas esos momentos?

A.B.: Pues, sobre todo, rodearte de gente que te apoya, te quiere, te anima… Y el amor por lo que uno hace. Tengo la oportunidad de estar en un gran club con gente que nunca me ha cuestionado, ni directivos, ni jugadores y eso te da una gran seguridad y tranquilidad para poder seguir trabajando. Las decepciones pasan, y seguro que llega alguna más, pero lucharemos contra ellas y lo haremos todos juntos.

Fotrografía: Paco Alonso

C.V.: ¿Qué tiene el voleibol que no tienen otros deportes de cara a superar ciertos prejuicios?

A.B.: No sé si será diferente en otros deportes, pero la calidad humana de la mayoría de jugadores que yo me he encontrado… Tenemos un nivel muy alto tanto en chicas como chicos, eso es algo de lo que muchos clubes se han aprovechado en el mal sentido, y es una pena. Si estos chicos/as estuvieran bien cuidados y guiados, el vóley español estaría más arriba. Tenemos un gran grupo humano de jugadores.

C.V.: ¿Qué consejo darías a alguien que todavía tiene temor a la hora de hablar libremente de su condición sexual en el entorno deportivo?

A.B.: Mi consejo es que la gente sea ella misma, pero cada uno de nosotros vive en una situación y un entorno diferente, no es fácil, y muchas veces hay que sobrevivir. Quizás el consejo no se lo tendríamos que dar a la gente LGTBI+, si no al resto, pedirles que sean más humanos, que ayuden a que los niños/as puedan ser ellos mismos, que vean qué comportamientos tienen que pueden hacer que un chico/a tenga que esconder quién es y los cambien. Pensad la cantidad de niños/as que no pueden ser ellos mismos porque sus compañeros no paran de hacer burlas sobre gays, lesbianas, trans… Y llegan los entrenadores y encima se unen y ríen esas gracias. Debemos unirnos contra estos, ser mejores desde uno mismo hasta la Federación, clubes… Por esos niños y niñas y por un deporte libre de odio.


Prólogo de Paloma de Río: ESTAMOS, SOMOS PERO VIVIMOS Y DEJAMOS VIVIR

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Pilar Barbó