Comunidad Vóley ha hablado con jugadoras de la selección española tras la publicación de la entrevista a Luis Muchaga, director técnico de la RFEVB, y esto es lo que nos han contado sobre las renuncias y la situación de la selección femenina.

La RFEVB en ningún momento se ha interesado por las jugadoras”, comienza explicando una de ellas, aunque es cierto que el verano pasado, por primera vez, el delegado sí que les preguntó sobre algunos aspectos de la selección a las jugadoras durante la concentración, “pero al igual que la búsqueda de patrocinadores o la comunicación no es trabajo del director técnico, esa función tampoco es del delegado”. Las jugadoras, que prefieren guardar el anonimato por temor a represalias que pueden ir desde la no convocatoria al Campeonato de Europa (única competición que se disputará este año), hasta el cobro de varios miles de euros de transfer si juegan en equipos extranjeros, se sienten abandonadas por la institución, un sentimiento que transmiten durante toda la entrevista.

La noticia de que España no competiría en liga europea les llegó a través de redes sociales o compañeras de otros países, “imagínate la cara de tonta que se me quedó cuando una compañera, de otro país, me dijo que España no salía en ningún grupo”, porque la comunicación con la RFEVB es inexistente durante el periodo de liga regular, “la selección es ese misterio que te llega por mensaje en abril y se esfuma después del verano”, antes y después ninguna tiene noticias sobre el proyecto o cómo se está trabajando.  
Que la selección necesita competir e invertir en bilaterales es algo que tienen muy claro, como también tienen claro que hay jugadoras suficientes para tener equipo A y otro B y que no se dañe la imagen”, “si tantas licencias tiene el voleibol ¿dónde están las jugadoras?” y así entramos en el tema de las renuncias.

Luis Muchaga se quejaba en la entrevista sobre la renuncia de jugadoras a la hora de ser convocadas para la selección, “todavía no he escuchado un argumento válido salvo temas familiares o relacionados con estudios”, nos contaba, y ellas responden que no es un tema económico, sino que nunca han sido escuchadas: “tienes a 10 jugadoras durante 10 años sin dejar de competir, con largos periodos de concentración y después, cuando dicen que no quieren estar más, se les ignora. Ni un gracias”.  “¿Cuál es la diferencia entre una concentración de categorías inferiores y la senior?”, se preguntan, “¿qué hay 400 euros más a final de mes, y qué? Yo quiero que se reconozca mi trabajo y cotizar por ello”. Las jugadoras acusan la falta de seguimiento de sus carreras deportivas y, por supuesto, la ignorancia total de sus circunstancias personales por parte de la institución “la RFEVB debería ser un soporte, que te avale, te aporte y te cuide. Ni siquiera sé si existe un plan para después, cuando dejas de competir, ¿qué pasa?”

Según nos contaba el propio director técnico, “es una incongruencia que me digan que hay que potenciar a la selección, pero yo no estoy”, la resumen las jugadoras en una pregunta: “¿y los 15 años anteriores? ¿no cuentan?”.

A PROBLEMAS SOLUCIONES

Las jugadoras tienen claro cuál sería para ellas el modelo de selección ideal para que no solo no se produjeran tantas renuncias, sino que además se pudiese promocionar: un modelo con dos equipos. “Un equipo A para competiciones más fuertes y uno B donde las jugadoras más jóvenes siguen formándose y cogiendo experiencia”, de esta forma, explican, “ambos conjuntos tendrían más espacio y tiempo para prepararse y sería una ampliación de oportunidades para todas”, “porque jugadoras hay”, insisten. Y si algo tienen claro las internacionales es que no jugar la liga europea no favorece ni a la selección actual ni a las categorías inferiores que, el día de mañana, tendrían que ganarse el puesto en la Golden League (categoría en la que se encontraba España hasta la renuncia) superando previamente la Silver League, “renunciar a la competición no favorece a esas categorías sub 21 o sub 22 a las que hay que apoyar y en las que se trabaja, según decía Muchaga, es más, les deja sin oportunidad de competir.”

Las jugadoras de selecciones de otros países, durante la temporada de liga regular, reciben comunicados e información sobre el trabajo que realizan sus federaciones de cara a preparar la competición internacional, así como la visita del seleccionador o staff técnico a sus partidos para poder reunirse personalmente con ellas, mientras que en España las jugadoras no solo no reciben ninguna información, sino que, si renuncian a la selección pasan a ser ignoradas por la RFEVB.  “Quieren resultados sin invertir. Piden sin pensar”, explica una de las jugadoras, “hay muchas formas de incentivar a una jugadora para que pertenezca a un colectivo”, aclara otra de ellas.

LA IMAGEN DE LA SELECCIÓN

Sobre los problemas de imagen del voleibol español, las internacionales lo tienen claro: “la selección existe porque existen las jugadoras y es una pena que por una pelea de chiquillos no se promocione”. Esta “pelea de chiquillos” a la que se refiere es porque perciben que la selección va a las ciudades donde los representantes del voleibol están en la misma sintonía, no hay lucha de poderes ni de intereses entre ellos, al igual que no se cuenta en el cuerpo técnico con personas que votaron (o se cree que lo hicieron) a la oposición en las últimas elecciones. “Al final si siempre llevas el voleibol a Valladolid o Guadalajara la gente se cansa. Solo hay que ver la respuesta que hubo en el partido de liga europea disputado en Alicante el año pasado”.  En España, “el voleibol no se consume porque no se vende, no se conoce”, explican las jugadoras y añaden: “hay un concepto de marketing anticuado de estructura”.
Que el voleibol se consume si se da a conocer lo podemos ver echando un vistazo a cuentas de Instagram como la de María Schlegel, con 104 mil seguidores y Raquel Lázarohttps://www.tiktok.com/@raquelitalc?lang=es con 20 mil seguidores en la misma red social pero con 112.4 mil en TikTok, donde Schlegel también destaca por sus 88.3 mil seguidores; Las 12 mil personas que sigue la cuenta de “Las Leonas del Vóley”, pese a que solo se crea contenido unos pocos meses al año, o las más de 15.4 mil que siguen a la RFEVB. “El voleibol gusta, pero hay que generar algo alrededor que te lleve al partido”, concluyen las internacionales.

Una de las entrevistadas nos cuenta que, pese a todo lo explicado anteriormente, “es un gusto estar en la selección, ha mejorado mucho la atmósfera positiva en comparación con lo que había, tampoco es fácil para un entrenador mediar entre lo que le piden desde la RFEVB y el grupo de jugadoras”. “Nosotras vamos a la selección por el sentimiento que ello supone, no por la Federación, concluye otra.