Espero que Nieves Concostrina no me denuncie por utilizar el nombre de su sección radiofónica, pero no he encontrado una frase que defina mejor lo que quiero recoger en este artículo, y es que somos unos románticos del voleibol.

Una persona romántica es una persona, según la RAE, sentimental, generosa y soñadora; Perteneciente a la corriente del romanticismo la cual exalta la libertad creativa, la fantasía y los sentimientos. Está claro que no estamos en el siglo XVIII ni XIX, y que no todo es fantasía, ahí están las medallas, trofeos y logros registrados, pero un poquito sentimentales y soñadores, en el voleibol español, sí que somos.
En 2007 llegamos a la cima de Europa por factores en los que se trabajó mucho y por circunstancias que se dan en la vida y hay que saber aprovecharlas. La remesa de jugadores con unas u otras cualidades, se puede trabajar, pero no crear de la nada. No para lograr lo que se logró. A partir de 2008 todo el país retrocedió, cada uno salvó los muebles como pudo y desde entonces, poco a poco, cada uno ha ido sacando la cabeza como ha podido o como ha creído poder.
Ni podemos seguir pensando en copiar modelos de 2007, ni podemos seguir excusándonos en 2008. Ni unos ni otros. Simplemente todo aquello pasó. Para bien y para mal, como todo.

Pero nos gusta, cómo no nos va gustar, recodar todo aquello. El brillo de las medallas, los aficionados en pie emocionados en pabellones repletos, voleibol al alcance de cualquiera porque aunque no pudieras desplazarte a Soria, Gran Canaria o Almería, podías encender la televisión en tu casa y vivir en directo aquellos partidos. Somos unos románticos, no podemos negarlo, y no hay ningún problema en ello. La libertad creativa, los sentimientos y la generosidad son, en estos momentos, más necesarios que nunca para poder seguir fantaseando y soñando con lo que mañana podremos recordar.

Y entonces tocará reconocer de nuevo que “cualquier tiempo pasado… Fue anterior”.

 

Pilar Barbó
Imagen portada: Canarias7