Antía Fernández comienza su tránsito social en marzo de 2014 y algo más de un año después, el 17 de abril de 2015, obtiene el D.N.I. con su identidad reasignada. A partir de ahí comienza su lucha por lograr la integración y aceptación social plena. Su vía para lograrlo: el voleibol.
“Tras toda una vida fuera de lugar siempre, recibiendo durante muchos años la etiqueta de “chico gay”, la situación se vuelve insostenible y un cúmulo de circunstancias que se suceden en un intervalo de tiempo relativamente corto, me llevan a salir un día de 2014 a la calle con una falda, pero no en carnaval, ni con afán de disfrazarme.”
- Desde pequeña, 5-6 años, ya empezaste a verbalizar que eras mujer, pero hasta 2014 no empezó tu transición social ¿por qué tardaste tanto?
Cuando una familia y un entorno escolar reprende continuamente la conducta “natural» y espontánea de un menor, solo se consigue que este reniegue de su propia identidad y crezca perdido en un mar de confusiones. A los 9 años dije que «de mayor quería ser monja» y por ello se me llegó a reñir y castigar muy duramente.
Hasta 1990, la homosexualidad, no se deja de considerar una patología y figura en los libros de texto como un trastorno de la conducta sexual, y la transexualidad sigue a día de hoy considerándose un trastorno de la identidad de género. Una adolescente como yo, que estudió formación sanitaria y tuvo que encontrar esto en sus libros de texto, era imposible que llegase a su casa, que ya era un entorno hostil desde la infancia, y dijera abiertamente «soy transexual» por eso es que tantísimas personas transexuales, como yo misma, hemos retrasado el tránsito social hasta la edad adulta.
Hoy se le conoce por lo que siempre ha sido: una mujer. Una mujer a la que le gusta el deporte, la lectura, el cine, conducir: “de hecho tengo carnet para llevar autobuses y camiones”, el voluntariado y el activismo, “mi pasión es ser técnica de emergencias”. Una mujer que cumplió su sueño al poder jugar un partido oficial de voleibol en una liga femenina. El 24 de enero de 2016 Antía Fernández vistió el dorsal #1 del conjunto C.D.P.F. Voleibol Calasancias Coruña, convirtiéndose en la primera jugadora transexual de voleibol en España.
- Unos versos del cantautor Silvio Rodríguez han sido tu “mantra” a lo largo de muchos años, palabras que te han ayudado a no darte por vencida en los peores momentos: “Al final de este viaje en la vida quedará //nuestro rastro invitando a vivir. // Por lo menos por eso es que estoy aquí.” Tras tu reconocimiento social, ¿cómo sientes ahora estos versos?
Cuando Fernando Miguel Carreño (MARCA), me llamó el miércoles 20 de enero de 2016 y me anunció que me iba a convertir en la primera mujer transexual española en competir en una disciplina olímpica, y que mi nombre iba a quedar en los libros de la historia entendí por qué esos versos me habían estado salvando tantas veces: iba a dejar un rastro… y yo creo que lo he dejado y lo estoy dejando, y es un rastro que invita a vivir y a luchar. Porque se puede alcanzar todo lo que sueñes, por imposible que parezca.
- Hoy en día todavía existe mucha desinformación sobre la transexualidad. Muchas personas desconocen que se pueda obtener una nueva identidad sin tener que pasar por quirófano, siendo que para obtener un nuevo D.N.I. la reasignación quirúrgica es opcional.
Hay (y desgraciadamente habrá siempre) muchas personas transexuales que en su discurso defiendan que no serás mujer «entera» hasta que no te operas. Creo que la diversidad sexual que nos brinda la naturaleza está ahí para aceptarla y respetarla. Y he dicho muchas veces que confío y lucho continuamente por una transformación de la sociedad, no del individuo. La cada vez más aceptada transexualidad infantil, nos está mostrando casos cada vez más claros de auto aceptación, centenares de familias dispuestas a defender con uñas y dientes la integridad de sus menores transexuales, difundiendo el discurso de la existencia de niños con vulva y niñas con pene. Estas generaciones de personas transexuales que viven una aceptación plena desde la infancia, es posible que transformen sus entornos y que el tejido social en el que interactúan se acostumbre a ver como normal que una niña transexual tenga pilila, colita, rabito, pene, o como se quiera llamar.
- Hasta llegar a esa transformación, la realidad es otra y es cruel. ¿A qué tipo de discriminaciones te has enfrentado y cómo las has superado?
Algunas situaciones de discriminación no se afrontan, ni creo que se superen. Aprendes a vivir con las miradas de arriba a abajo, a convivir con las risitas de quienes te señalan, hay personas que se cambian de asiento en el autobús, incluso cuando buscaba compartir piso me rechazaron por “no ser una chica de verdad”. Mi día a día es una lucha constante y continua contra los actos de discriminación y exclusión social, también con la burocracia, “batallas” con los Servicios Sociales etc.
- Pero llega un momento en que alguien te reconoce como mujer. ¿Cómo te sientes ante esa “primera vez”?
Aliviada. Recuerdo haber pensado «me han pillado» pero esa persona me preguntó: “¿te gustaría haber nacido mujer? -y añadió- y dime la verdad”. No se trataba de que me hubiera gustado nacer mujer, es que ya había nacido mujer, pero mi cuerpo no.
A partir de enero cambia la vida pública y social de Antía, desde entonces combina sus clases de ciclo medio con entrevistas para prensa, radio o televisión. Los entrenamientos con su equipo de voleibol comenzaron un poco antes.
- El 24 de enero de 2016 te conviertes en la primera mujer transexual
en competir en una disciplina olímpica en España. ¿Cómo te sientes en ese momento?
Desbordada y triste. En esa fecha me aproximo a cumplir ya una edad y me doy cuenta de que llevo toda esa vida buscando un referente transexual que me sirviera de inspiración. Alcanzar un sueño que llevaba latente en mi interior muchos años, algo tan sencillo como jugar al voleibol y competir junto a mi equipo, se convierte en noticia y la referente, dicen, voy a ser yo… ¿yo? que me había pasado buscando eso fuera de mí toda la vida, ahora voy a serlo para otras personas y para otras generaciones.
¡Me sentí desbordada!
- Hablamos de enero pero ¿qué pasó desde tu reasignación hasta entonces?
Al iniciar el tránsito social mi familia me desalojó de casa y tuve que esperar a estar en otra situación personal más estable y menos excluyente para reintentarlo. Me dieron el D.N.I. el 17 de Abril de 2015 y en las escuelas municipales me indicaron que muchas cerraban en mayo y otras en junio, me dijeron que era mejor esperar a comenzar la actividad en septiembre, que estuviera atenta a los plazos. En agosto de 2015 escribí un testimonio para una revista y ya expresaba en ese momento el deseo enorme que tenía de retomar el voleibol que había «plantado» tras acabar en el instituto. Ese artículo se publicó en la Revista MiraLes el 29 de septiembre y es una lectura que siempre recomiendo hacer. En diciembre me fui al CMIX y pregunté por equipos de voleibol. Mandé un correo al Club Deportivo Padre Faustino Calasancias y solo pregunté por el límite de edad y si había otros requisitos para apuntarse a entrenar. En la llamada de contacto con Luismi no mencionamos la palabra transexual, ni similares, yo le dije que en el instituto había entrenado con el equipo femenino pero que no me dejaban jugar los partidos y me quedaba en la grada animando. Algo hubo que hizo que la magia capacitase a Luismi para entender de qué estábamos hablando y me dijo que «adelante», fui yo quien le dije que lo confirmase antes, no fuera a ser, y él ya sabía qué había que preguntar. Dos días después me dijo que sí, que con el D.N.I. bastaba. Me incorporé a los entrenamientos el 11 de enero y el 24, lista o no, debuté.
“me permiten ser «una» más en un equipo femenino, eso se convierte en uno de los momentos más felices y plenos de mi vida»
- Como dices, en el instituto se te permitía entrenar a voleibol con el equipo femenino pero no jugar los partidos. ¿Qué suponía para ti entonces el voleibol?
TODO. En aquel momento excepcional en el que casi en plena adolescencia (entre 16 y 18 años) me permiten ser «una» más en un equipo femenino, eso se convierte en uno de los momentos más felices y plenos de mi vida. Junto a la rematadora siempre hay apoyos, junto a las bloqueadoras siempre hay apoyos, junto a la receptora siempre hay apoyos, el voleibol es un deporte donde siempre estás pendiente de todo para apoyar en todo momento a tus compañeras. Además es muy completo, la tensión es constante y es muy emocionante.
- ¿Y poder jugar ahora?
Ahora me pasa lo mismo. El voleibol lo es todo para mí, sólo que ahora estoy entrada en años y soy consciente de mis límites, aunque soñar es gratis.
- ¿Cuál ha sido el momento más importante o más especial que has vivido
desde que vuelves a entrenar y puedes jugar?
Creo que haber podido mudarme a un piso sola, no compartido, debe rondar entre esos momentos… ¡pero son muchos! Conocer a Helia González, codearme virtualmente con voleibolistas de la talla de Majo Corral, Sara Folgueira, María Schlegel, Nazaret Florian, son otros de los muchos momentos especiales desde entonces. Incluso haber sido invitada como pregonera de las fiestas del Orgullo 2016 en varias localidades, aunque por motivos personales tuve que desestimar dichas invitaciones, pero una siente el reconocimiento en todas y cada una de esas situaciones y es todo muy especial. ¡Ah! bueno, hay dos que sí los voy a destacar: enfrentarme al insultante tamaño de las mini mallas de la equipación fue el primero, conseguir encontrarme cómoda me costó, pero lo logré. Y tras el revuelo mediático que hubo por mi debut, algunas compañeras dentro del equipo no se sintieron cómodas, hubo que dejar que se enfriasen las cosas y hablarlo un día pasado un tiempo, pese a que siempre hubo aceptación y respeto entre nosotras, ese momento de decir las cosas y exponer las dos caras de una misma vivencia hizo que el equipo funcionase mejor. Que trabajásemos más unidas, que ese «una más» fuese más intenso y real.
- ¿Cuáles han sido los mayores apoyos que has encontrado en el mundo
del deporte?
Pili Neira, presidenta de Mudega, algunas de mis compañeras del equipo y toda la junta directiva del Club Deportivo Padre Faustino. A parte de la plantilla de ciclistas de Ciclos Quintena, Eva Castro, etc. Digamos que estas personas han estado desde el primer instante y otros apoyos han llegado después. De hecho, cada periodista que me ha entrevistado ha supuesto un apoyo y un reconocimiento muy valioso para sentirme satisfecha y orgullosa de lo que he hecho (aunque no haya sido nada excepcional a nivel deportivo).
- Existe ADI (Agrupación Deportiva Ibérica) una asociación de
deportistas dentro del colectivo LGTB. ¿Cuál es su trabajo?
Yo he recibido recientemente, de su parte, un convenio para acordar y establecer el modo de convertirme en deportista colaboradora, ya que no pertenezco a un equipo o club que a su vez pertenezca a ADI. Me mostró su apoyo y me pidió ayuda para que Izaro Antxia pudiera debutar en fútbol sala lo antes posible. Ayudé en lo que pude y sigo a disposición de ADI para lo que me pidan.
- Recientemente han publicado una Guía del Deporte Inclusivo para
Personas LGTB. ¿Es un paso importante o se puede hacer más?
Es un paso importante y espero organizar en Septiembre algunos actos en Galicia para presentarla y difundirla.
- Óscar Sierra (fútbol americano) y tú habéis sido las primeras personas transexuales reconocidas en practicar un deporte. Este año conocimos también el caso de Izaro Antxia (fútbol sala) ¿Cómo acogiste la noticia?
Con la ilusión de haberle ayudado y haberle animado, desde la distancia y los medios virtuales. Su solicitud del DNI fue poco menos que una copia de la mía, y una vez tuvo el DNI ya pudo debutar, de lo cual me alegro mucho.
- En unos días comienzan los Juegos Olímpicos de Río 2016, los primeros en los que el COI va a permitir la participación de personas transexuales sin reasignación quirúrgica, algo que todavía exigen reglamentos de algunas disciplinas deportivas. ¿Crees que esto puede ayudar a que se adapten más rápidamente?
Sí, sin duda alguna lo creo. Pero hace falta que haya interés por parte del colectivo transexual en acceder al mundo deportivo. Desgraciadamente conozco muchas personas transexuales, que ya consideran suficientemente duro lidiar con su propia lucha interna y social como para incluir el deporte en su agenda. Pero se llegará, no me cabe la menor duda.
- Y de nuevo nos encontramos ante la falta de información. Muchas personas creen que, por el hecho de nacer con unos genitales masculinos, siempre vas a tener ventaja en deportes en cuanto a fuerza o potencia, y no es así.
No puedo decir mucho, solo que en centenares de páginas de internet sobre divulgación científica, los endocrinólogos que han efectuado muchos TRH lo confirman. Y el propio COI en su reglamento lo recoge, por lo que debería ser más que suficiente. Mi propia experiencia y la que han compartido otras chicas transexuales conmigo es coherente con esta afirmación, el rendimiento deportivo merma con el trascurso del TRH, ya sea en resistencia, en velocidad, potencia, fuerza, etc.
- De hecho deportistas de alta competición se someten a exámenes de nivel testosterona. ¿no es asi?
Cierto. Y en alguna competición mundial, si no me equivoco, hubo deportistas de diversos equipos que fueron llamadas a superar exámenes de tribunales médicos para determinar su sexo, algo que fue recriminado por toda la comunidad deportiva.
- El deporte siempre ha sido un elemento que ha ayudado a avanzar en la sociedad. ¿En qué aspectos crees que tu decisión puede ayudar?
Hasta la fecha el cambio que he notado en el tejido social que me rodea ha sido brutal, ya mucha gente no me mira como a una transexual, con el concepto preconcebido que había y hay todavía para estas personas. Me siento vista por la sociedad como una chica deportista, como una chica que se ha ganado la confianza de un «colegio de monjas» y que encima es voluntaria de Cruz Roja Española, es donante de sangre, es activista por los derechos de los animales, es estudiante de Emergencias Sanitarias y Protección Civil, etc. Creo que he logrado que se me vea como una chica (transexual) que es una persona corriente. He logrado que algunas personas, como mis amigas Lúa, Andrea y Carmen , crean que la oportunidad de sus hij@s al conocerme es una gran oportunidad para crecer con el enriquecimiento de ver naturalidad y normalidad en la transexualidad. Y si estas personas creen que acercar a sus hij@s a mí es positivo para ellas es que ya hemos logrado algo.
- Para ir concluyendo. Según tu experiencia y punto de vista, ¿cuáles
son los aspectos más importantes, necesarios y en los que más tenemos
que avanzar la sociedad?
Creo que debemos aceptarnos más en la diversidad, juzgarnos menos, querernos y ayudarnos mutuamente en lugar de competir, luchar conjuntamente por la igualdad de derechos y oportunidades entre las personas. Bueno, creo que soy muy utópica, pero es que creo en un mundo justo y mejor para todos donde no sea necesario ni etiquetarse, ni huir de las etiquetas que te asignen los demás. Porque si las etiquetas aportan algo positivo a las personas es desde la elección individual propia (yo me etiqueto para definirme), lo negativo de las etiquetas es que el resto las puedan usar contra nosotros, asignándonos etiquetas que no hemos elegido y con las cuales no nos identificamos.
Pero insisto en que yo no me siento ningún ejemplo de nada, ni para nadie, pues soy bastante imperfecta y lo asumo y reconozco. Sin embargo basta que me hayan etiquetado como «primera voleibolista transexual» para que eso se transforme en un reclamo, se me entreviste y mis palabras acaben siendo mensajes y ejemplo…
Pilar Barbó
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