Por su garra, su lucha a la hora de no dar una bola por perdida y su manera de contagiar la pasión que tiene por este deporte, Marina Saucedo ha sido elegida #CMVP tras la prueba de Laredo.

Si en algún torneo ha disfrutado Marina, ha sido en Laredo, donde llegó a la final junto a su compañera Amparo Hopf, quien nos cuenta que Marina tiene muchas cualidades pero que si tiene que quedarse con una es con su faceta de luchadora. “Laredo ha sido el mejor torneo, en el que más he disfrutado. No recuerdo un partido como el de la final. La clave, para mí, clarísimamente, ha sido disfrutar y pasarlo súper bien, eso ha hecho que durante el juego fueran saliendo cosas que no esperábamos que saliesen.”

Para Marina, su pareja en la arena tiene que ser alguien que le transmita confianza, que le permita celebrar los puntos, que confíe en ella, “que pueda mirar a mi lado y ver que me ayuda y, sobre todo, que pueda disfrutar a su lado”, esa confianza y complicidad quedó clara en la final que disputó junto a Amparo, quien nos confiesa el truco de la pareja Saucedo-Hopf:  “nuestro secreto es que disfrutamos en todo momento», aunque Marina dice tener algún otro “truco no confesable” relacionado con el aloe vera, no sabemos qué será, solo que se ríe mucho al nombrarlo.

Empezó a jugar a este deporte hace unos diez años y tan solo un año después, en el que cuenta que solo corría con su pareja, de lado a lado sin dar una bola por perdida, jugando todos los torneos que podían y que se pegaban el día entero en la playa, ya estaba compitiendo en sub 17 y sub19, categoría en la que fue campeona de España dos veces.

Lo mejor del vóley playa para la joven de Chiclana es el ambiente que se genera en los campeonatos, “es lo que da la chispa al vóley playa. El buen rollo entre todos los jugadores, la propia organización… Para mí, poder ir a un campeonato y saber que te lo vas a pasar bien ganes o pierdas, es lo mejor. El voleibol tiene mucho que envidiar al vóley playa en ese aspecto.” Como todo, el vóley playa tiene cara A y cara B, y Saucedo ve en los desplazamientos uno de los grandes inconvenientes del circuito: “vivo en Cádiz y tengo pruebas a 900km de distancia. Una persona que en junio no tenga el dinero para desplazarse no puede competir, el mayor esfuerzo son los desplazamientos, tanto en lo económico como en la pérdida de tiempo viajando: para ir a Laredo o Tarragona puedo estar 12 horas viajando. Además, yo tengo la suerte de que no trabajo en verano, pero la gente que sí lo hace no puede permitirse esos desplazamientos para estar compitiendo jueves o viernes.”

 

Le preguntamos por la prueba de esta semana, la última antes del Campeonato de España: Tarragona. Marina tiene clara su estrategia: “más de lo mismo, poder disfrutar y pasármelo bien, a partir de ahí esperar a que lleguen de nuevo los resultados.